1. Es el blanco lienzo,
    en la brizna carmesí,
    es el cálido fuego,
    del horizonte sin fin.

    Es el níveo invierno,
    en la policromía de existir,
    es el intenso anhelo,
    de hermanar y ser feliz.

    Es imaginar el desierto,
    desde el milagro de vivir,
    es observar el cielo,
    desde sus mundos sin fin,
    y que nadie sepa sus secretos,
    porque florecen sólo para ti.

    Es la belleza de su tiempo,
    que resalta tu bondad al sentir,
    es el madrigal de tus sentimientos,
    que ella guarda para sí.

    Son sus secretos o deseos descubiertos,
    que roban tu rubor al sonreír,
    es la flor de sus recuerdos,
    y lo que te hace más feliz.

    Son sus estaciones y sus momentos,
    y los matices de sus días carmesí:
    en su amanecer de suave verso,
    o su mediodía de intenso rubí,
    el atardecer de perfumado recuerdo,
    o su añoranza guardada en la noche baladí.

    Es la noria que nutre al barbecho,
    germinando en su vientre la vid,
    fecundo el pretérito suelo,
    bondad henchida de vivir.

    Su llegada, excepcional suceso,
    como en lo adverso florece el alelí,
    principio y fin de los años eternos,
    su venida no se puede resistir.

    Su presencia es como un destello,
    fragmento del cielo sobre sí;
    y viaja su velero en el viento,
    recorre su mundo cada confín.

    Cambia las formas de lo que conocemos,
    los días no se han de repetir,
    cada alba trae un mundo nuevo,
    eterno recordatorio de ser feliz,
    es un mágico viajero,
    en su lecho la Navidad y el alelí.




    Mariano Linguanti
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  2. Manos que día tras día
    hablan de amor y de encanto
    de ternura, de paciencia.
     

    También dolor y quebranto
    de cuidados, de trasnochos.
     

    Manos que cuando las miran
    hablan del tiempo pasado
    de allá cuando eran muy niñas
    tomadas de aquellas manos
    amorosas y queridas,
    de los afectos de antaño.
     

    También de la mocedad
    de romances y de fiestas,
    del roce tierno y sutil
    de la criatura entre ellas.
     

    Manos que atienden, que cuidan
    hoy cansadas, fatigadas
    pero plenas de nobleza.
     

    Pon tus manos en las mías
    compartamos su calor

    manos de madre, tus manos
    refugio y nido de amor.


    Antonio Alfonzo
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  3. ¿Lees en formato físico o en lectores electrónicos? Esto es todo lo que necesitas saber sobre las diferencias cognitivas que supone un formato u otro y el progreso que está demostrando cada uno de ellos.

    Libro en formato físico frente a libro electrónico
    Si eres un lector asiduo y posees dispositivos electrónicos que permiten leer, ya sea un smartphone, eBook u ordenador, seguramente alguna vez te has encontrado en la paradoja de elegir entre el formato físico y el electrónico o en el debate de defender tu favorito.

    Lo cierto es que mayoritariamente todos estaremos de acuerdo en que diferentes situaciones requieren diferentes cosas, y que las ventajas y desventajas de cada formato son existentes pero dependientes de la actividad e intereses.

    Así, el papel es, en general, más deseable para ciertas cosas, como libros con imágenes o ediciones firmadas; también va mejor para determinadas situaciones, como por ejemplo, momentos susceptibles a hurtos o accidentes —véase la playa y la piscina: ir a nadar sin preocuparse de que te roben un Kindle de 200€, te lo pisen, rayen o se te cuele la arena hasta en el último bisel—.

    Después, están las cosas más personales o menos objetivas como el simple placer del olor a libro que enamora a algunas personas, la sensación física de progresión al pasar las páginas, tomar notas en los bordes con tu propia letra o la comodidad que viene inherente en un libro de consulta que físicamente se puede ojear y saltar directamente al punto deseado más fácilmente.

    Por otra parte, el formato electrónico suele ser más barato, también es más cómodo llevar toda tu biblioteca en un solo aparatito. Por supuesto, está el tema del peso en sí para cada libro —un lector electrónico, generalizando, siempre es más ligero que cualquier libro de bolsillo—. La luz integrada y la posibilidad de hacer de cualquier sitio “un buen momento para leer” también es una ventaja innegable. Aparte, con su aumento de fuente, pueden ayudar a los lectores hipermétropes cuando los libros suponen más cansancio para sus ojos. Además, hay algunas personas que aseguran, como servidora, tener la sensación subjetiva de leer más desde que usan también formatos electrónicos; lo que puede ser por lo ya comentado de la facilidad para hacer cualquier momento apto para ello o simplemente porque los dispositivos electrónicos en realidad se han convertido en una extensión de la mano de su dueño y por definición, viajan más con nosotros de lo que nuestros libros clásicos nunca lo hicieron. Incluso existen pequeñeces más ignoradas pero importantes para algunas personas como el simple hecho de que nadie sepa qué estás leyendo.



    Sócrates despotricó contra la sustitución del aprendizaje por vía oral y estaba convencido de que el aprendizaje mediante la lectura no era lo mismo. De la misma forma, cierto es que hay un sector que está totalmente enamorado de este avance y empieza a detestar el romanticismo que se le aplica al papel. Sin embargo, no tendría por qué ser necesario elegir. Haciendo caso omiso de la resistencia natural al cambio, no se puede negar que el proceso de la lectura ha cambiado con la aparición de la tecnología digital y hay que hacerle un hueco —según el Pew Research Center, el 27% de los estadounidenses ya leían algún libro en formato electrónico en 2015— pero el libro parece aguantar bastante bien el viento y ser capaz de coexistir ambos formatos.

    Estos mismos, en este estudio, también dicen que la proporción de estadounidenses que leen libros, en cualquier formato, se ha mantenido prácticamente sin cambios durante los últimos cuatro años. Buena noticia es que la gente no lee menos, pero podemos decir que el formato electrónico tampoco está haciendo que más personas entren al gremio de los lectores asiduos.

    En números: el libro digital copa el 25% de las ventas en Estados Unidos donde lleva una buena cantidad de años estabilizado sin subir más. En España, el libro digital, según los datos de la Federación de Gremios de Editores, alcanzó los 23.061 títulos, lo que representa el 28% del total de la producción editorial, pero a penas 5,1% de la facturación total, esto supone un incremento de dos puntos con respecto a las cifras obtenidas en el año 2015.

    Para observar la progresión, pensemos que en esos datos de cierre del 2016 representada el 5,1% de la facturación total del sector y para atrás, en 2015, según Libranda, una de las principales distribuidoras de libros digitales en lengua española a nivel internacional, era ligeramente superior al 3% del mercado del libro. Dos puntos anuales; y llevamos hablando de eBooks desde hace más de siete años.

    Parece ser, el mercado físico y digital, de momento, no tienen más remedio que compenetrarse. Por ejemplo, escritores como Carlos Alameda, periodista y autor de Ocho metros por segundo, creen que “la mejor fórmula es publicarlo en los dos formatos”.

    En mi caso, el libro electrónico está permitiendo que mi nueva novela, Ocho metros por segundo, esté funcionando bien entre los lectores latinoamericanos, que es un mercado enorme y al que tengo un cariño muy especial. Este formato es muy cómodo para los lectores, ocupa poco espacio, te permite probar si te va a gustar o no la novela, el acceso es muy rápido y cómodo, con lo que también es más rápido compartir la recomendación o el libro en sí y "viralizar" la novela. Como lector disfruto de los dos formatos. No quiero perder la nostalgia y la felicidad de abrir un libro nuevo, pero también leo mucho en el móvil entre un viaje y otro porque es muy cómodo y puedo llevar lecturas muy variadas.
    Si te interesó revisa la fuente primaria:
    https://hipertextual.com/2017/03/formato-fisico-o-electronico 
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  4. No estás, aunque has estado
    presente, tangible, vivo.
    No estás y te extraño

    no sabes cuánto, no sabes tanto.
    Haces falta porque fuiste grande

    porque fuiste verdad,
    porque fuiste siempre.
    Necesito sentirte,

    tu recuerdo me atormenta
    en días sin luz, en noches claras
    con el sol, con la luna, en el ocaso
    tristeza, no es tristeza, es nostalgia.
    Te quiero nuevamente
    en mis labios, en mi boca.


    Dayana Rada
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  5.  


    ¿Qué como son mis caricias?,
    me preguntas, amor mío,
    son como sutil rocío,
    alegres, cuales albricias;
    como especies aditicias,
    que al amor le dan sazón,
    que llegan al corazón
    y aceleran sus latidos,
    provocan dulces gemidos
    y hacen perder la razón.

    José Velásquez
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  6. 0

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  7. Resultado de imagen para Universidad nacional abierta 40 aniversario

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  8.  

    Un famoso escritor se ha instalado en una isla paradisíaca. Como cada año, Emily, su hija, ha venido a visitarlo. Pero esta vez viene acompañada de Antonia. De inmediato se despiertan las pasiones: ella es joven, bella y, sobre todo, accesible. Así es que comienza a espiarla, agazapado tras unos lentes oscuros y un deseo al acecho. Pero mirar a Antonia implica mirar a Emily y, hacerlo, obliga a comparar: su hija es mucho más bella que su amiga y ése es un pensamiento que no debería tener lugar… aunque los deseos no suelen estar bajo nuestro control… mucho menos si son correspondidos.

    Descárgalo aquí:
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  9. Un día sin mayores complicaciones, siguiendo mi rutina diaria de la cual últimamente no he podido salir. 

    Me asomo en el balcón de mí apartamento recién reestrenado, parece mentira como la costumbre del quehacer diario nos lleva a ser cómplices de la pasividad, del ir y venir muchas veces sin sentido, por una inercia que me hace seguir viviendo, como si fuera espectadora de mi propia vida. 

    En ese pensamiento absorto casi sumergida en un problema existencial, miro la pared de la calle y veo un enorme rostro que tiene muchos colores, es nuevo porque hasta ayer no estaba o no lo había visto, entonces llamo a Lucía una vecina de 10 años que estaba jugando en el pasillo del piso en el que vivimos. La invito a pasar para que vea el grafiti. 

    Lucia dice — Qué bonito de mi casa no se ve que suerte tienes. 

    Es bonito por eso te llamé para que lo vieras. 

    Ella prosigue lástima yo no pueda verlo todos los días, mira sus ojos tienen forma de fusas. 

    Extrañada lo observo y le pregunto ¿esas son fusas? Y me dice — si, son notas musicales. 

    Pregunto ¿Cómo sabes? 

    Este año comencé clases de música. ¿No habías detallado el grafiti? — me pregunta. 

    La verdad no, estaba pensando en otra cosa. ¿Cómo te va en las clases, te gustan? 

    Si, la música me da una sensación de felicidad, cuando estoy en clases me olvido de todo lo demás, de las tareas, de que tengo que levantarme temprano, de los regaños de mi mamá ¡ay! no le digas que te dije eso. 

    Tranquila no le digo y sonrío. 

    El grafiti es musical porque si yo tuviera ojos así, como esa cara vería música, el que lo pintó debe ser músico, las orejas parecen la clave de SOL con todo y patillas, la nariz parece la clave de DO y la boca parecen dos claves de FA. 

    Yo estaba admirada porque sé muy poco de notas musicales y tampoco de grafitis, no vi nada de lo que ella describe. 

    Lucía continúa con su descripción: los árboles que están acompañando el rostro tienen hojas y son las siete notas musicales, ve como caen en esas líneas cuando el viento sopla fuerte, esas líneas son el pentagrama que ahí es verde debe ser que las hojas le dieron ese color, donde yo estudio el papel es blanco. 

    Y así continúa dando una explicación que me saca de la rutina sin salir de mi apartamento y en la cual todo tiene sentido; imágenes que danzan en una pintura, ruidos urbanos que se transforman en melodías, viento hostil que se vuelve brisa, mirada confusa que deja de serlo. Todo transformado por el entusiasmo de Lucía. 


    Dayana Rada


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  10.  

    Desde hace años intento olvidar al pasado
    mediante erróneos caminos,
    desde hace tantos años intento olvidar
    su nombre y su apellido,
    pero ellos me recuerdan que lo ame cuando era un niño.

    Desde hace tantos años le pido al cielo disculpas
    por haberle negado mí cariño,
    pero la vida sólo ha insistido
    en hacerme pagar mis torturas.

    Pasaban tantos años y no lograba olvidarte
    hoy el destierro me lleva nuevamente a ti,
    ya perdí la cuenta al haber dicho que el soñarte
    era lo único que me hacía feliz.

    Tantas veces pedí tenerte de frente
    y ahora que tan cerca te tengo no sé ni que decir,
    ni siquiera sé que es lo que siento
    si es temor, será cariño o simple sufrir.

    Fuiste en tanto tiempo la razón de mi esperanza
    en cada momento en que alguien me habría de apuñalear,
    fuiste tantas veces mis palabras de aliento
    a este enorme sufrimiento que me hacía desvariar.

    Siempre te tuve en mis labios,
    en mi mente y en mi corazón,
    en mis pensamientos y en mis recuerdos
    causando gran revolución.

    Tanto que muchas veces
    te di a conocer sin intensión
    cada vez que me preguntaban
    el porqué lloraba sin razón.

    Ya hace un año, recuerdo claramente
    a solas en un banco me puse a recordarte,
    a preguntarme incesantemente
    que haría en el momento de volver a encontrarte.

    Alguien que en una noche
    me tendió su mano cual obra de arte,
    me preguntaba porque siempre solía
    quedarme a solas después de clases.

    En su mirada hallé confianza
    y creí que al contarlo mejor me sentiría
    abrí mis alas a su mirada
    y le conté el transcurrir de mi vida.

    Él fijamente decidió escucharme
    me dijo que ya no sufriera,
    que quizás al verte no sentiría
    lo que mi corazón se deba a la espera.

    Que el tiempo y la distancia curan las heridas,
    y que ese amor ya no corría por mis venas,
    que aquellos niños que ayer se quisieron tanto
    hoy simplemente eran estelas.

    Ya hace un año de eso y hoy todo es tan distinto….

    Logré resignarme al hecho
    de que tú sólo formes parte de mis sueños,
    y aunque jamás perdonó nuestro escondido encuentro
    se encargó de grabar en mí su nombre.

    Ahora tú, pasado en presente te me conviertes
    tratando de ocultar estos miedos,
    queriendo intercambiarte nuevamente
    por quien mi corazón ha flechado.

    Intercambiar al pasado con el presente
    queriendo olvidar al presente con el pasado,
    abriendo el baúl de los recuerdos nuevamente
    para ocupar mis pensamientos encantados.

    Ahora entiendo porque me decía claramente
    que las heridas se curaban con la distancia y el tiempo,
    y cómo hago yo para curar la que él ha dejado
    si tan cercano siempre lo mantengo

    Si ya es tan difícil dejarlo de ver
    cuando día a día en los pasillos me lo encuentro,
    y si al llegar nuevamente a mi casa
    son sus ojos los que tropiezo.

    Cómo hago para olvidar al presente
    con un pasado que ya no merezco,
    y que al caer cada día la noche
    me deja incesantemente su aliento

    Cómo hago para olvidar al presente
    si ya no tengo valor para hacerlo.


    Yllnanin Susana Herrera Rodríguez
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